7. FRASE: «El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa lo que dice». Aristóteles.
«El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice».
Aristóteles
En la sociedad en que vivimos se omite a diario pensar antes de hablar, debido a que muchas veces se reemplaza el hablar, después pensar. Por tanto, solemos perjudicamos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, porque no procesamos lo que decimos y, en consecuencia, tendemos a herir con nuestras palabras sin sentido y desenfrenadas.
El sabio no dice todo lo que piensa, ya que a veces lo que piensa puede traer problemas o dañar a quienes le rodean. La mente es invadida por un sinnúmero de pensamientos a diario, los cuales no son siempre propios. Pensar antes de hablar te hace ser más consciente del valor de las palabras. La realidad es que una palabra mal dicha en un momento inadecuado puede herir mucho a la otra persona; cuando no piensas antes de hablar, es posible que hagas declaraciones mal informadas y se vea afectada tu credibilidad, o peor, lastimes a alguien, incluso si tus intenciones eran realmente inofensivas. En cambio, si aprendes a potenciar las caricias positivas, es decir, los elogios o las palabras de afecto verás cómo también mejora el nivel y la calidad de tus relaciones interpersonales.
Finalmente es importante pensar todo lo
que decimos ara evitar dañar a los demás y crecer como entes en vías de
desarrollo. Nuestra elección de palabras da a los oyentes una indicación de
nuestra inteligencia o ignorancia; define nuestra identidad, revela nuestra
actitud y sensibilidad. Son reflejo de quién somos. Nuestras palabras refuerzan nuestros ideales y se
convierten en patrones de pensamiento que tienen el poder de fomentar hábitos
en nuestra vida.
Keysa Leger
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