1. ARTÍCULO: Irresponsabilidad del Ministerio Público ante caso Yuniol Ramírez.
Se necesita de la ética pública para arraigar todo acto de corrupción.
Manuel Rivas: imputado |
El
Ministerio Público, encargado de materializar las leyes y ejercer la acción
penal en el país, ha dejado una brecha de irresponsabilidad ante la acusación
formal de los imputados en el caso del asesinato del maestro Ramírez. Asimismo,
ha proporcionado una información subjetiva, debido a la falta de pruebas
presentadas (la omisión del charco de sangre) en su acusación, que nos conduce
a cuestionarnos si para ellos los verdaderos culpables son los imputados o el
asesinado.
Es una
barbaridad que nuestro ente de justicia sea el principal malabarista en este
caos procesal. Dicha institución debe cumplir con los pautas establecidas por
la ley registradas en nuestra Constitución. De igual forma, es indignante el
hecho de que, a estas alturas, no han aplicado el artículo 161 del Código
Procesal Penal de la República Dominicana, referente a la extradición de uno de
los imputados del caso: Argenis Contreras.
Por
tanto, es paradójico que este organismo de justicia no concrete la aplicación
objetiva de la ley y que priorice intereses políticos gubernamentales antes que
la justicia que debe caracterizarlos. La honradez de nuestros entes judiciales
se pone en tela de juicio al abordar temas como este, donde la vida de la
víctima Yuniol Ramírez es vulnerada por la irresponsabilidad del Ministerio
Público al embrollar el caso penal.
En un
intento de descifrar la acusación presentada por el Ministerio Público, nos
damos cuenta de que el país está minado de seres corruptos, perversos e
inmorales, porque no presentaron las pruebas suficientes que fueron asistidas
por los medios de comunicación, no extraditaron al imputado y abordan la
investigación de una manera irresponsable al presentar a los acusados como
inocentes.
En suma,
no es más que un cáncer procesal y una evidencia de la incapacidad e
incompetencia de la justicia para solventar debidamente este delito, protegiendo
insolentemente sus intereses y omitiendo lo estipulado por la ley.
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