15. FRASE: «La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte». SÉNECA.
La ira es un sentimiento
que envenena el alma. Las personas iracundas se perjudican tanto a sí mismas
como a los demás; la ira repercute en su
alrededor. Cuando actuamos bajo la ira no somos capaces de ver más allá… no nos
damos cuenta de lo perjudicial que pueden ser nuestras palabras y acciones. Este
sentimiento negativo nos conduce a situaciones lamentables obteniendo el efecto contrario a lo que buscábamos en un principio.
Las consecuencias de
la ira son a largo plazo, porque bajo este sentimiento podemos herir a nuestros
seres queridos, y esas heridas se toman tiempo en sanar. No razonamos, ni nos
damos cuenta de que suponemos una defensa cuando la situación no lo amerita. La
manera correcta de expresar nuestros sentimientos es como entes racionales y pacíficos,
no como seres irracionales y agresivos, porque, aunque las amenazas nos ayuden
a conseguir nuestro objetivo, pagan un precio costoso: la ruptura de las
relaciones con los otros.
Con la ayuda de la
inteligencia emocional, podemos gestionar estas emociones y conducirlas a
nuestro favor. Es cierto, que somos humanos y de vez en cuando nos sentimos
decepcionados por injusticias que nos afectan directamente, no obstante,
debemos saber cómo actuar ante estas situaciones para no perder la cordura.
Comentarios
Publicar un comentario