4. ARTÍCULO: LA ÉTICA Y EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO.

 

Por Keysa Leger 01/12/2020

El Juramento Hipocrático, cuyo nombre se debe en honor al médico griego y padre de la medicina Hipócrates, estatuye los principios éticos, por los que se debe regir el profesional de la medicina; un compromiso supeditado a obligaciones morales de los médicos para con sus pacientes. Empero, hoy en día esos deberes se han desvirtuado.

En la época moderna es palpable como la medicina se ha convertido en un negocio más allá de una labor en pro del bien social y el amor al ejercicio, donde los pacientes no son vistos como tales, sino como clientes de una institución que persigue el interés propio, y la salud es vista como un producto. En ese sentido, los “actores de la medicina” se ven envueltos en este circo comercial y fingen su papel dentro de la economía y el capitalismo, vendiendo sus servicios y priorizando el interés económico, antes que la responsabilidad ética.

De igual forma, lo podemos constatar en los organismos de salud, ya sea clínicas u hospitales, donde las personas que  tienen poder adquisitivo gozan de ciertos privilegios frente a las que carecen de influencia económica. Los agraciados son atendidos inmediatamente, mientras que en el argot popular “hijos de machepa” son los últimos en adquirir el servicio, los atienden medalaganariamente y, otras veces, los envían a otra institución de salud. Por tanto, son objeto de injusticias por parte de estos pseudos profesionales que vulneran tanto sus derechos, como su integridad.

Una de las justificaciones mas atroces es que los médicos no reciben una remuneración justa, en comparación con el trabajo que realizan. Sin embargo, no hay ninguna justificación ante un acto inmoral, porque lo que hace la diferencia ante tales casos es la educación, los valores, el amor por el servicio y las acciones supeditadas a los principios éticos.

De acuerdo con el filósofo Séneca: “No puede el médico curar bien sin tener presente al enfermo”. Es decir, que los profesionales de la medicina están llamados a preservar, valorar y cuidar la salud de los seres humanos, no a estigmatizar a sus pacientes.